Lectura bíblica: Marcos 5:1–20
Marcos 5:19 a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas ha hecho el Señor por ti.
¿Has oído alguna vez anécdotas como éstas?
“Estaba jugando en el parque cuando se me acercó un chico para jugar. Empezamos a conversar, y el ratito me preguntó: ‘¿Estás seguro de que irás al cielo cuando mueras?’. Me dijo que él no estaba seguro. Hablamos un poquito más, y a los diez minutos oró y confió en Jesús como su Salvador.
“Al día siguiente una chica que vive en la misma casa de departamentos vino para mirar una videocinta. Le dije que era cristiana, me dijo que no tenía idea qué era eso. Así que le conté de Jesús y ella también aceptó a Cristo.
“Después estaba mi maestra de piano que…”.
Tema para comentar: Las anécdotas como éstas, ¿no te hacen sentir culpable porque no has llevado camionadas de gente a Jesús?
Da gracias a Dios por los que cuentan a otros de Jesús en el parque… en su vecindario… en la escuela… en sus viajes de vacaciones.
Pero muchos de los que oímos esos testimonios nos sentimos fracasados como cristianos. Si te sientes insatisfecho de tus habilidades como evangelista uno a uno, la historia que leíste en Marcos 5 tiene un mensaje para ti.
Al prepararse Jesús para zarpar en la barca, el señor a quien Jesús había ayudado quería ir con él. Pero Jesús le encargó una tarea que es un primer paso inteligente para contarles a otros de Jesús. La primera parte decía: “Vete a tu casa, a los tuyos”. Esa parece ser la modalidad bíblica para testificar. Comienza donde vives: tu familia, tus amigos, tus vecinos. (Ver Hechos 1:8. Jesús les dijo a sus seguidores que empezaran a testificar en Jerusalén, que era donde vivían).
La segunda parte de las instrucciones de Cristo fue “cuéntales cuan grandes cosas ha hecho el Señor por ti” (Marcos 5:19). No le ordenó al hombre que preparara un largo sermón ni que memorizara una larga lista de versículos bíblicos. En cambio, le dijo que contara su propia experiencia con Dios.
Tu primer lugar para compartir el evangelio uno a uno es donde vives, con personas que ves todos los días. Y lo primero para compartir con ellas es cuánto te ama Jesús y cómo contesta tus oraciones. Ese es tu plan básico para testificar uno a uno, ¡lo que Jesús ha hecho por ti! Los sermones largos y los versículos memorizados pueden dar resultado, pero el mensaje que mejor conoces es ¡qué maravilla es lo que Jesús ha significado en tu vida!
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