1 Corintios 10.13 (RVR60)
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Eclesiastés 11:3.
“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán.”
¿Por qué, entonces, sentimos miedo de las nubes que oscurecen ahora nuestro firmamento? Es verdad que por un momento ocultan al sol, pero el sol no se ha apagado; brillará de nuevo en breve. Mientras tanto, esas nubes negras están llenas de lluvia; y entre más negras estén, más probablemente derramarán una abundante lluvia. ¿Cómo podríamos tener lluvia sin nubes?
Nuestros problemas siempre nos han acarreado bendiciones, y siempre lo harán. Son los carruajes negros de la gracia resplandeciente. Estas nubes se vaciarán dentro de poco, y toda la tierna hierba estará jubilosa por la lluvia. Puede ser que el Señor nos remoje con aflicción, pero no nos ahogará con ira; más bien, Él nos refrescará con misericordia. Las cartas de amor de nuestro Señor, nos llegan a menudo en sobres con bordes negros. Sus carruajes avanzan con estruendo, pero están cargados de beneficios. Su vara florece con tiernas flores y frutos nutritivos. No hemos de preocuparnos de las nubes, sino que debemos cantar porque nos son entregadas las flores de Mayo gracias a las nubes y a las lluvias de Abril.
¡Oh Señor, las nubes son el polvo de Tus pies! ¡Cuán cerca estás Tú en el día nublado y oscuro! El amor te contempla, y se alegra. La Fe ve que las nubes se vacían y alegran a los pequeños montes por doquier
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