El matrimonio funciona al estilo divino
cuando con mucha sabiduría aprovecho las fortalezas de mi cónyuge para ser ayudado en mis debilidades y cuando mi cónyuge ve mi aporte diferente y necesario para ayudarle en sus debilidades, y juntos, apoyándonos mutuamente, marchamos por la senda de la vida para cumplir las metas de nuestro matrimonio.
Dios nos hizo diferentes y algunas de estas diferencias nunca se acabarán. Algunas de ellas deben ser rechazadas y debemos lo antes posible abandonarlas porque es imposible mantenerlas y vivir en armonía, pero la mayoría de ellas no tienen por qué ser despreciadas, todo lo contrario, deben preservarse porque son el mejor complemento del matrimonio.
El más grande secreto es que debemos aprender a vivir con las diferencias. Existe la opción de vivir con ellas, disfrutarlas y ser beneficiados, aunque la gran mayoría de las parejas elige opciones que son realmente sorprendentes y que estudiaremos a partir de este momento.
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