Hablando Claro

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martes, 26 de abril de 2011

LO QUE SIEMBRAS, SEGARAS





“Y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.” 


Un amo israelita tenía que dar la libertad a su esclavo en el tiempo señalado, y cuando abandonaba su servicio, el amo debía encauzarlo en la vida proporcionándole una porción liberal. Esto tenía que hacerlo de todo corazón y con alegría, y entonces el Señor prometía bendecir el acto de generosidad. El espíritu de este precepto, y, en verdad, la ley entera de Cristo, nos obliga a tratar bien a los trabajadores. Debemos recordar cómo el Señor ha tratado con nosotros, y esto hace que sea absolutamente necesario que tratemos benignamente a los demás. Es conveniente que quienes son hijos de un Dios lleno de gracia, sean generosos. ¿Cómo podríamos esperar que el grandioso Señor bendiga nuestro negocio si oprimimos a quienes nos sirven?
¡Qué bendición está puesta aquí delante de la mente liberal! Ser bendecidos en todo lo que hacemos es ser bendecidos verdaderamente. El Señor nos enviará esta bendición dividida en partes: una parte como prosperidad, otra parte como contentamiento de mente, y otra parte con el sentido de Su favor, que es la mejor de todas las bendiciones. Él nos puede llevar a sentir que estamos bajo Su especial cuidado, y que estamos rodeados de Su amor especial. Esto convierte a nuestra vida terrena en un gozoso preludio de la vida venidera. La bendición de Dios es más que una fortuna. Enriquece, y no agrega aflicción con ella.

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