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martes, 26 de abril de 2011

EL PODER DE LA PROTECCION DE DIOS






SALMO 61 1-4 
1 Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. 
2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, 
3 Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo. 
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah 

Mi clamor es un clamor fuerte, un grito. El salmista está desesperado porque está fuera de su tierra, probablemente desterrado. Pero sabe que Dios no se limita a una tierra ni al santuario, sino en la situación más difícil puede clamar a él.
La roca que es más alta que yo es una de las muchas figuras que usa el salmista. Llévame (o puede ser “me Ilevarás”). Dios es el único que puede sacarlo por encima de sus problemas y su situación de crisis. Alcanzar esta “roca” está más allá de lo que el salmista pudiera hacer; sólo Dios puede Ilevarlo a esa posición. Dice Calvino que cuando pedimos a Dios la liberación debemos recordar que a menudo no lo hace como nosotros pensamos; más bien él nos rescata en el tiempo que él escoja y por medios inescrutables a nuestra mente.

Porque tú has sido mi refugio (61:1)
Me has sido refugio (v. 3). Recordar lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado da confianza para la crisis actual. Refugio y torre fortificada recalcan la seguridad y la firmeza que el creyente tiene en el Señor (cf. 59:1, 9, 17). Aunque esta crisis es causada por enemigos, no los menciona hasta ahora. La mente del salmista está más concentrada en Dios y no en los enemigos.


La mención del tabernáculo puede ser confirmación de que el salmo viene del tiempo de David, pero también representa la comunión con Dios. El salmista anhela la comunión íntima con Dios. Su descripción es cada vez más personal. El amparo de tus alas es una figura de protección, amor y ternura.




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