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sábado, 14 de mayo de 2011

TE AMA Y TE SIGUE AMANDO, AMANDO Y AMANDO TODO EL TIEMPO






Lectura bíblica: Jeremías 31:3me ha aparecido desde hace mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te he prolongado mi misericordia. 
Adrián entra en su casa como una tromba dando un portazo. Les contesta mal a sus padres y le ensarta a su hermano la cara en el bol de helado. En penitencia el resto del día, le da un puntapié al gato y una puñetazo a la almohada.
Cuando se le pasa el mal humor, recapacita en que se ha portado como un tonto y que Jesús lo ha estado acompañando durante todo el berrinche. Entonces se pregunta: Señor, ¿por qué me amas tanto?
¿Alguna vez te has portado requete mal y le has hecho a Dios esa pregunta?
Bueno, te ama porque te creó.
¿Alguna vez has observado las miradas de admiración de los padres a su bebé recién nacido? Algunos recién nacidos son bastante feitos. Pero para sus propios padres, no podrían ser más hermosos. ¿Por qué? Porque mamá y papá ayudaron a crear al tesorito.
Sucede lo mismo con Dios. Porque nos creó, nos ama aun cuando somos feos y antipáticos. Opina que somos de lo mejor. Y nada que podamos hacer hará que deje de amarnos.
Quizá nos preguntemos cómo Dios puede seguir amándonos después que hemos pecado. Como cuando nos enojamos y le rompemos un juguete a nuestro hermano o hermana. O cuando les faltamos el respeto a nuestros padres. O cuando hablamos mal de un amigo.
Dios no estaría contento con ninguna de esas conductas, pero no dejaría de amarnos por ellas. De hecho, nada que podamos hacer puede hacer que deje de seguir amándonos. La muerte de Jesús en la cruz pagó por nuestros pecados pasados, presentes y futuros. No hay absolutamente nada que pueda causar que Dios cambie de idea y deje de amarnos. ¡Nada! Escucha lo que la Biblia dice sobre el asunto:
El Salmo 103:12 dice: “Tan lejos como está el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.
Romanos 5:8 dice cuánto nos amaba Dios aun antes de que nosotros lo amáramos a él: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Romanos 8:38, 39 lista un montón de cosas que no nos pueden separar del amor de Dios: “Ni la muerte, ni la vida… Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
Necesitamos meternos en la cabeza: Dios nos ama. ¡No podemos espantar su amor!







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