Por Burk Parsons
El engaño supremo de nuestro enemigo está en su intento de convencernos de que él no existe.
Para lograrlo, ha lanzado su ataque contra nosotros con toda arma de su arsenal cuidadosamente preparado.
Quizás su principal éxito lo constituye el persuadirnos de que ser abiertos de mente es algo bueno.
Porque es precisamente cuando aceptamos la idea de que la apertura de mente es una virtud cristiana que caemos en la misma trampa diabólica en la que quedaron atrapados nuestros primeros padres.
Una vez nuestras mentes se abren a la apertura de mente, todas las ideas, sin importar cuán absurdas, pueden entrar y salir a su antojo — con nuestra aprobación.
Es así como nos convertimos en filósofos sin cabeza ni cerebro que sólo quieren llevarse bien con la gente.
Uno de esos filósofos y auto designados teólogos escribió: “Creo que tenemos que repensar radicalmente nuestro entendimiento del lugar del cristianismo en el panorama religioso global.
Y tenemos que encarar el hecho de que es un sendero entre otros, y entonces reformar nuestro sistema de creencias para que sea compatible con esto. Éste es el gran nuevo reto que los teólogos y los líderes de la iglesia tienen todavía que enfrentar.
Tenemos que convertirnos conscientemente en lo que ha sido designado como pluralistas religiosos.” Éste es el mantra de los pluralistas religiosos: Libera tu mente, no te aferres a tu fe y siente el amor.
Aunque muchos evangélicos profesos se han convertido en precarias medusas evangélicas, preferiría pensar que la mayoría todavía no ha sucumbido a la clase más descarada de pluralismo religioso.
No obstante, siendo el fundamentalista bíblico estrecho de mente que soy, soy un decidido estrecho de mente para cualquier cosa que no sea bíblica, y coincido con Juan Calvino: “Toda teología, cuando se separa de Cristo, no sólo es vana y confusa, sino también desquiciada, engañosa y espuria; porque, aunque algunas veces los filósofos expresan dichos excelentes, sin embargo no tienen sino aquello que es de corta vida y que se encuentra mezclado con sentimientos impíos y errados.”
Como fieles cerrados de mente que pensamos con la mente de Cristo, debemos unir armas contra el pluralismo satánico de nuestros días, ya sea esto algo decretado desde el Vaticano o proclamado desde La Meca. Vivimos y respiramos únicamente por Cristo y proclamamos que sólo hay un camino para llegar a Dios. Jesús es el camino y la verdad y la vida (Juan 14:6).
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